lunes, 16 de enero de 2012

Como todas.

Ríes, lloras, caes, te levantas, piensas, haces tonterías, fallas, te arrepientes, pides perdón, vuelves a fallar.
Y todo esto es un ciclo, el ciclo del cual no podremos salir, porque no somos perfectos, no somos buenos en todo, y aunque practiques nunca serás el mejor. Puedes presumir de lo buena que eres, de lo guapa, de lo increíblemente mal que lo estás pasando, pero solo son exageraciones, exageraciones que esta tú te das cuenta que estás cometiendo. Lo siento, sí, siento ser demasiado dura o demasiado sincera, como quieras llamarle, da igual, pero es hora de asumir que tú también tienes defectos, que tú también lloras, que tú también te caes, que tú también haces tonterías, que tú también fallas una y otra vez. Que nadie es perfecto y no se acerca a la perfección, ni la roza de puntillas. Que tú también cometes errores, errores de los que aunque no lo digas te arrepientes. Sé de sobra lo que cuesta pedir perdón, lo que cuesta decir te quiero, simplemente, lo que cuesta decir lo que sientes, como te sientes y en el momento que lo haces. También siento si he fallado y no he pensado en ello, pero tengo mil defectos, mil problemas de los que debo ocuparme y no puedo con todo. Y sí, soy una adolescente sin vida, que no cuenta nada su opinión porque: "no hablo yo, hablan mis hormonas", pues diré algo, que como una adolescente tengo problemas, aunque no sean pagar la factura de la luz, mirar lo que tengo que comprar, ir al trabajo y encontrarte con gente que no te gusta pero tener que saludar con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Sabes? Soy adolescente, estoy convencida de que mis problemas no se comparan a los tuyos, pero yo no los quiero comparar, porque mis problemas son los examenes, los peores los finales, sin dudarlo, mis problemas son las espinillas, mi problema es que el chico que me gusta no me haga caso, mi problema es llegar a casa y escuchar gritar por cualquier cosa. Puede que a ti no te importe, pero son mis problemas, ¡míos! y aunque probablemente sean mucho peores los tuyos me da igual, porque a mi me duele. Así que nadie es perfecto, los problemas siempre nos acompañan, da la cara por una vez y asume que eres como todos.

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